La plaga de la avispilla ha entrado con fuerza en nuestro término municipal. Los agricultores con plantaciones de almendros están luchando por cortar su avance pero necesitan la implicación de la administración, para que se encargue de los almendros silvestres en los márgenes de los caminos, y de los propietarios de parcelas abandonadas ya que su proliferación es muy fácil a través de esos árboles sin control.
Yecla cuenta con 4.000 hectáreas de almendros, entre secano y regadío, la mayor parte en ecológico, lo que supone un incremento en el precio de los tratamientos ya que son más caros y se han de realizar más veces que en las plantaciones normales.
Las almendras afectadas por la avispilla se agarran al árbol y no caen con el movimiento que hace la máquina recolectora lo que supone un doble trabajo ya que la tienen que quitar una a una para quemarla.