De nuevo la lluvia no ha sido tan beneficiosa como nos habría gustado. Si en algunas zonas ha supuesto un necesario riego de socorro para paliar, en parte, la sequía, en otras como la Colorá y el Pulpillo los alrededor de 40 litros de agua caídos vinieron acompañados de granizo que afectó a la vid y a los olivos. En total fueron 1.500 las hectáreas dañadas.
El responsable de COAG Yecla, José López, ha explicado que, a los destrozos, se suma el enlagunamiento del campo, lo que puede hacer que se pudra la uva si, en plena campaña de vendimia, se retrasa su recogida.
López también ha confirmado que, a priori, se han visto afectados los frutos pero no las vides ni los almendros. La variedad temprana de uva ya está recolectada pero la monastrell se acaba de comenzar a vendimiar.

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